¿Estás en pareja? Conocé las 7 reglas de oro para convivir
- locasuelta
- 26 may 2016
- 3 Min. de lectura
¿En qué se basa la alquimia del amor? En algunos puntos que destacamos a continuación y que conforman las siete reglas de oro para vivir en pareja.

1. El amor hay que trabajarlo a base de detalles pequeños positivos
Lo pequeño nunca es banal ni insignificante, sino al contrario, tiene un enorme valor, porque hace la vida amable, llevadera. En la psicología moderna se le llama a esto "intercambio de conductas gratificantes", que refuerzan ese amor. Cuidar esos pormenores hace que el amor no tenga fecha de caducidad. Y por el contrario, el descuido sistemático de las cosas menudas en el amor, lleva a un cierto abandono, que a la larga es su ruina. Y entra el enemigo mortal, que se lo lleva todo por delante: la rutina.
De aquí se desprenden tres hechos claves para mantenerse enamorado: admiración, respeto y complicidad. Lo pequeño se hace grande.
2. No sacar la lista de agravios del pasado
Este principio es importante. Poner todos los medios para no traer a primer plano el repertorio de reproches, ese inventario de anécdotas negativas que en momentos de tensión, asoma, pide paso y tiene un efecto destructivo, demoledor. Esa colección de recuerdos malos hay que tenerla encerrada en un cajón bajo llave. El que controla su lengua, se controla en un noventa por ciento. Sabiendo que la felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. Ser capaz de superar las heridas el pasado significa buena inteligencia emocional. El amor se perfecciona con el perdón. Perdonar y olvidar, es perdonar dos veces.
3. Evitar discusiones innecesarias
En las parejas que funcionan bien, casi no se discute. Se han aprendido unas reglas, mediante las cuales se sabe cuándo uno entra por un vericueto peligroso, que consiste en enzarzarse en un debate que no conduce a ningún lugar positivo.
4. Esforzarse por ir consiguiendo habilidades en la comunicación interpersonal
Aprender a dialogar con respeto y eficacia. Este es un terreno que hay que cultivar con esmero. Me abro paso entre masas de pensamientos, intentando espigar lo esencial de este apartado: cuidar el lenguaje verbal (la magia de las palabras y sus efectos), el lenguaje no verbal (gestos, ademanes, silencios, etc.) y el lenguaje subliminal (que se camufla entre los dos anteriores).

5. Haber sabido alcanzar una sexualidad positiva
La sexualidad es el lenguaje del amor comprometido. Y es un idioma íntimo que requiere encontrar sus claves, para que ambos sepan disfrutar de esa gramática misteriosa y concreta. Es la parte física del amor. Cantidad y calidad o lo que es lo mismo, frecuencia e intensidad. La sexualidad es un termómetro que mide muchos ingredientes de la vida conyugal: hay comunicación, hay un proyecto de vida en común, capacidad para superar las dificultades de la vida ordinaria, la alegría de sacar adelante a la familia.
6. Saber que el amor maduro consiste en un tríptico esencial hecho de voluntad, inteligencia y sentimientos
Uno de los grandes errores de la psicología del siglo XX ha sido pensar que el amor es sobre todo un sentimiento y éste va y viene y es difícil apresarlo, fijarlo, centrarlo. El amor verdadero es un acto de la voluntad, que significa la determinación de trabajar el amor elegido, poniendo todos los medios a nuestro alcance. En los amores inmaduros, la voluntad brilla por su ausencia y todo está al pairo de los vientos exteriores.
7. Para que una pareja marche bien es necesario compartir una espiritualidad vivida
Se mezclan aquí lo natural y lo sobrenatural, lo físico y lo metafísico, lo horizontal y lo vertical. En una palabra: lo humano y lo divino. Se trata de una filosofía común, un sentido de la vida fuerte, que a la larga va a ser cemento de unión de esa pareja ante los avatares de la vida. Cada uno debe encontrar aquí las mejores respuestas. La mujer hace más humano al hombre y también lo hace más espiritual.
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